Cap.
10
Se termina el año, Papá Noel nos está
ganando la espalda, las guirnaldas remplazan al papel higiénico y los negocios
sacan sus últimas ofertas de temporada. Lo mismo sucede con “Perfume de Rata” y
su último episodio del 2012.
Ya casi desesperanzado, pero con mucha
panza, decidí recorrer los lugares donde nuestro amor nació, creció, se crió y
de vez en cuando tomó una cerveza. Pasé por la esquina del kiosco de revistas,
aquella en la que nos conocimos en una mezcla de terror, asco y cariño. Caminé
por Caminito (chiste fácil si los hay), paseé por el Paseo Alcorta (aprovechamos
el chivo corporativo) y corrí cerca de los Corredores de Bolsa (este fue más
complicado).
¿Cómo recuperar a mi rata amada? ¿Cómo
hacer para que vuelva hablarme o como mínimo morderme el pie? ¿Hasta cuando me
ardería en el pecho? ¿Eso era por amor o por no usar protector solar la semana
pasada?
Sumé el coraje que tenía, pedí un poco
prestado en el almacén naturista de la otra cuadra, y decidí ir a buscarla. Si
algo me había enseñado la televisión es que toda historia tiene un final, que todo
se resuelve y siempre en favor de los protagonistas… Aunque en este caso parece
que yo era un actor de reparto.
Evelyn, con su pelaje gris y blanco al
viento, miraba hacia delante como esperando al destino. Estaba sentada en la
punta de un farol aún sin prender. Desde la altura parecía un ángel o por lo
menos un murciélago sin alas. Casi a los saltos intenté llegar a ella lo más
rápido posible. En un murmullo que buscaba ser grito, exclamé su nombre: “lyyyyyyyynnnnnnn”
se escuchó sin demasiada confianza. La cajera del supermercado chino me miró
mientras pasaba los productos por el escáner.
Al pie de ese farol mi esperanza
renacía. Al pie de ese farol mi amor terminó.
Un halcón de patas largas, uñas
afiladas, ojos saltones y pico con cara de poco amigos, tomó a Evelyn por la
cintura y juntos se fueron volando al infinito. El sol de fondo no me permitió
saber hacia dónde se dirigían.
Algunos amigos me dicen que estoy
equivocado, que las intenciones del halcón eran comerla… No sé, yo sentí que
ella lloraba de alegría mientras se alejaba. Que por fin había encontrado su
alma gemela, a alguien que estaba dispuesto a hacer lo que fuera por tenerla.
Evelyn, mi rata, mi sueño, mi sube y
baja de emociones, quiero que sepas que tengo todo el 2013 para buscarte. O
para cambiar de personaje. Depende de lo que digan los productores, el minuto a
minuto, el rating o Marley.
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