En clown no existe la cuarta pared, esa es una de
las diferencias con el teatro tradicional. El clown comparte todo con el
público, ellos son su motor, el sentido de la búsqueda. Los une la risa y la
emoción, el juego y las ganas de divertirse. El clown nunca puede perder de
vista a la gente, porque sería como perderse a si mismo.
Estas son algunas de las cosas que fui aprendiendo en los últimos meses. Una filosofía que se extiende por el cuerpo y traspasa el escenario.
Estas son algunas de las cosas que fui aprendiendo en los últimos meses. Una filosofía que se extiende por el cuerpo y traspasa el escenario.
Yo tengo cuatro paredes rígidas a mí alrededor,
cuatro paredes que tienen un sistema mecánico por el cual suben o bajan. Esto
me permite ver un poco más allá; los días en que la brisa es fresca y el sol te
pega en la nuca. Pero también opaca la visión; los días en que la lluvia
finita te moja la cabeza y el ruido de los autos te aturden hasta la nariz.
Sueño con un día en el que esas cuatro paredes no
existan más, un día donde el horizonte sea tan circular y tan largo que no me
alcancen los anteojos para llegar a verlo entero. A veces creo que la forma de
lograrlo es a pura patada. Otras pienso que se caerán solas en cualquier otoño.
Pero la mayoría de las veces, el corazón late fuerte y desesperado por
qué no tiene idea de cuánto tiempo durarán ahí, inamovibles (más allá de subir
o bajar).
A pesar de las palabras precisas, de los
pensamientos constantes, del viento creciente que arrastra los días, lo más
triste (y lo más hermoso) es que los colores están allí. Nadan, corren, saltan,
se tiran del tobogán y comen manzanas acarameladas, con toques de pochoclo
dulce.
No sé si en algún momento de la vida esas cuatro paredes desaparezcan. Tal vez bajen un poco más que de costumbre y esa sea la señal para intentar trabarlas (o saltarlas). Lo cierto es que no puedo dejar de buscar una respuesta… ahora que lo leo, eso no está tan mal.
No sé si en algún momento de la vida esas cuatro paredes desaparezcan. Tal vez bajen un poco más que de costumbre y esa sea la señal para intentar trabarlas (o saltarlas). Lo cierto es que no puedo dejar de buscar una respuesta… ahora que lo leo, eso no está tan mal.