jueves, 12 de julio de 2012

El síndrome de Clark Kent


Una persona siente que tiene muchas cosas en su interior, pero no logra expandirse por miedo a que lo descubran y no pueda cumplir con las expectativas. Está en una letanía constante, con todo un peso del cual no puede (no quiere) despegarse o despegar. Sólo en situaciones límites, donde si o si requiere de sus poderes (virtudes), es cuando logra ser quien quiere ser. Después vuelve a alienarse.

Se ve encerrado. Sabe que en el fondo puede zafar, que no tiene por qué ocultarse, tampoco necesidad de protegerse y menos aún censurarse. Pero lo hace igual y eso es lo que más le complica la cabeza.

Su ser quiere desgarrar la camisa, descubrir el símbolo que tiene en el pecho. Mostrarse poderoso, sabio, colaborador y con la fuerza para afrontar lo que se plante enfrente. Aunque, finalmente, el Superman que crece adentro no puede desplazar al Clark Kent de los pensamientos. Las ideas, las formas grises y fantasmales, ganan la batalla en casi todo momento.

El héroe espera agazapado la posibilidad de cortar las telarañas. Cada paso, cada construcción de si mismo, es su boleto de salida.

Tal vez, y sólo tal vez, haya que correr, saltar o volar en sentido contrario. No desesperarse por llegar a donde uno cree, sino buscar lo que uno es.

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