viernes, 3 de agosto de 2012

La ausencia del héroe


Hace unos días, en una distancia muy corta entre una y otra, se estrenaron películas de Batman y el Hombre Araña. Para el murciélago se trata del final de una trilogía, pero para el arácnido es el comienzo de una nueva zaga.
Más allá de estos datos de color, me puse a pensar qué cosas tienen en común estos dos superhéroes. Tanto el de DC como el de Marvel son mis personajes preferidos, ambos tienen un encanto diferente al resto. Bruce Wayne es el único sin súper poderes, con una psiquis tan complicada como violenta. Por otro lado, Peter Parker es un adolescente que debe lidiar con su escasa economía y su baja popularidad en el colegio.
Pero hay algo más que los diferencia, al mismo tiempo que los une. Un hecho que supura en su ser, que construye aquello que son, que los lleva al borde de esa locura llamada justicia a riesgo de la propia vida.
Tanto Batman como el Hombre Araña han perdido a sus progenitores de pequeños, quedan al cuidado de otros y crecen bajo la sombra de lo que sus padres fueron (la figura paterna siempre es fuerte y con una moral intachable). Para Peter la ausencia es doble cuando su tío es asesinado por un delincuente que él deja escapar.
Esa falta, ese despojo que tienen desde chicos, los hace ver las cosas de una forma más oscura. El multimillonario que debe vagar intentando encontrar algo que le de sentido, o el joven que camina por los pasillos de la preparatoria sin otra amistad que una cámara de fotos. Los dos están solos, los dos viven sin estar aferrados a nadie y con la bronca de sentirse abandonados… Lo forzado de este abandono, más allá de los poderes que consigan, es el motor que los convierte en héroes.
La pregunta entonces es: ¿cuánto de ese vacío les permite dedicar la vida entera por los demás?
Primero los mueve la venganza, las ganas de quedar mano a mano con el universo. Si bien sacarse esa espina es lindo (todos gozamos al tomarnos revancha, más allá de lo que digan “las buenas costumbres”), terminan desorientados y esto se contrapone con el exceso de fuerza que les queda vibrando. Entonces se debe seguir, se tiene que equilibrar la desventaja de los indefensos, de los que vale la pena cuidar.
El corazón late fuerte, se engrandece en las difíciles y propone entregar el cuerpo entero en contra de los delincuentes (en cada una de sus ramas). Nuestros superhéroes necesitan mantener ese vacío. Atarse a otro significa vivir con el miedo de perder, de volver a perder. Tampoco quieren condicionar el amor, acostumbrarlo a no saber qué pasará con ellos cada día o cada noche.
Batman y el hombre araña se enamoran y tratan de hacer funcionar lo maravilloso que tienen. Pero en la profundidad de su ser saben que, en algún momento, deberán soltar y dejar ir… La ausencia hace al héroe.

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