viernes, 27 de julio de 2012

jueves, 19 de julio de 2012

Números Expuestos

Algunas circunstancias en que necesitaba escribir, en que precisaba descargar pensamientos, ideas, imágenes que se comprimían detrás de mis ojos... simplemente anotaba una fecha, un momento del día y me dejaba guiar por las manos sobre el teclado.
Aquí dos ejemplos de eso:

14/09 Madrugada

He muerto en lo más profundo de un ser. Salgo de una pesadilla que no era tal para entrar en el sueño del hombre despierto.

Soy uno y soy varios.

Soy el que nunca quiso ser y el que será.

Fluyen en mí el puño y la letra que abren mi cantar.

010904
 Otro día en esta historia.
Todo tiene su propósito y escribir es un paso importante hacia donde voy. Las letras me sirven para sacar un poco de la ansiedad acumulada y comenzar a calentar los motores de nuevas etapas. Hay muchas cosas por las cuales crecer.
El caminar florece ante la luz del cielo que aclara, cada segundo de más, esta región de los acontecimientos.
Poder conciliar el sueño nocturno, el descanso reparador, esta más cerca de las acciones progresivas que del transcurso de las horas.
Es bueno sentir que toda jugada es posible en cualquier instante de la partida, sin depender de extremos agobiantes y de resolución nula. Esto quiere decir que al avanzar se puede proyectar la tranquilidad de conocer el camino, y disfrutar los nuevos cruces que avecinan.
Buscar la libertad de la narración y no una idea amasada sin consistencia hasta la eternidad.
Ahora trataré de deslumbrar mi blancura de circunstancias apacibles, sin olvidar el reconfortante comienzo con grandes paisajes reveladores.
Sumamos recorrido siendo transeúntes de espacios coloridos, húmedos sonidos que atraviesan campos terrenales. Los superficiales días de gloria no son más que un almacenamiento de datos.
Hasta mañana.

martes, 17 de julio de 2012

Perfume de Rata

Esta historia comenzó con un hecho verídico (y con un julepe bárbaro) en plena esquina del centro porteño. A partir de ese disparador, fui delirando de amor por esta historia pasional entre dos seres de mundos diferentes. Un hombre, una rata, un relato de encuentros que empezó en Facebook y reunió sus capítulos para este blog.
El inicio, el final o el mientras tanto...

Cap. 1
Recién se me cruzó una rata marrón y kilométrica, que terminó debajo de un kiosco de revistas.
¡Me cagué en las patas! (creo que antes de esconderse me miró con cara de "que bolas tristes").
Cap. 2
¡Esto ya es acoso! Se me cruzó la misma rata y esta vez se paró en dos patas para mirarme. Para la próxima me prometió una foto y una enseñanza de vida. El tema es que antes de irse me guiño un ojo, tengo miedo de decirle que soy casado.
Cap. 3
Ayer nos encontramos con la rata, al lado del kiosco de revistas, y decidimos hacer una foto (artística) para que ustedes la conozcan. Después, con la dulzura que la caracteriza, me dio un consejo de vida:

 "Si ves una mujer gorda, con alas en la espalda y varita mágica, corre. En dos segundos te puede convertir en caballo y vas a terminar tirando de una carroza".

 PD: quedamos en desayunar juntos la semana que viene. ¿Existe la amistad entre el hombre y la rata?

Cap. 4
El ventrílocuo que todos llevamos adentro, me preguntó: ¿Entonces, la rata?
La rata me invitó a desayunar hoy a la mañana... Se levantó temprano, preparó la mesa (con unos panfletos de partidos políticos que sacó de la basura) y cocinó un revuelto gramajo a base de adoquines, alquitrán y arrolladitos primavera del restorán chino de la otra cuadra. Cuando salí del subte, la vi esperándome con un ramo de escarbadientes en la mano. Imposible negarme (además, tenía hambre).

 Desayunamos, charlamos un rato, me contó sobre sus ganas de trabajar como oficial de tránsito y el sueño de formar una familia. Ahí miré el reloj y decidí que era hora de irme.

Si bien algo hay entre nosotros, todo es muy repentino y no estoy en condiciones físicas de mantener dos casas...
Cap. 5
Evelyn, la rata, volvió a buscarme ayer por la tarde en la esquina donde nos conocimos. Hacía casi una semana que no nos veíamos (aunque el domingo, tomando un vermouth, había pensado en ella).
-Tan solo quiero mostrarte un libro que estoy leyendo -me dijo, recordando que soy un intento de escritor.

 -Espero que no haya sido "El gato con botas" -respondí con mi clásico humor escapista.
 -"El flautista de Hamelin" -me contestó, mientras me mostraba una vieja encuadernación un poco roída. -Desde que te conozco, estoy perdida en tus ojos. Tanto que te seguiría hasta el mar o el riachuelo, lo que quede más cerca.

 Tragué saliva, moví la cabeza respondiendo que si (aunque no hubiera ninguna pregunta) y le besé una de sus patas como si fuera uno de los Mosqueteros...
 ¿Qué tipo de amor será? ¿Cuánto queso habrá entre nosotros?

Cap. 6
Corrimos por av. Corrientes como si fuera una pradera, como si estuviéramos solos. Los autos eran olas en aquel mar gris, las personas apenas escollos, ramas sueltas que arrastraba el viento. Nosotros nos íbamos pasando uno al otro, al mismo tiempo que una cámara lenta se mezclaba con una melodía romántica. Un perfume dulce crecía alrededor. La locura, la felicidad era tan grande que en un momento cerré los ojos... hasta que escuché un chillido. La cola de Evelyn, la rata, estaba debajo de mi pie y ella me miraba con odio. Ya no éramos los mismos.
Esa tarde la terminamos en una veterinaria.


Cap. 7
Dejé pasar un tiempo... No quería complicar las cosas, la última vez volví con olor a rata húmeda y en casa empezaron a dudar de mis salidas al parque "para correr".
Esa noche llovía y el viento movía los árboles como intentando sacarle los pajaritos de la cabeza. Pensé en Evelyn y el recuerdo de sus pequeños dientes me corroía el alma. Corrí a buscarla a su nuevo madrigal, ubicado entre un puesto de flores y la quesería del barrio. La llamé a gritos y ella, temerosa de salir, me miraba desde su agujero. Así, a la distancia, le dije que la amaba entre gotas y lágrimas.

Evelyn salió corriendo, las pequeñas patitas resbalaron y terminó pegando contra el estómago de un gato callejero. Estuvimos a un zarpazo de perderlo todo...
La extraño. ¡Hoy creo que comienzo mis clases de cocina isleña y sartenéo (guiño, guiño)!
Esto ya es acoso! Se me cruzó la misma rata y esta vez se paró en dos patas para mirarme. Para la próxima me prometió una foto y una enseñanza de vida. El tema es que antes de irse me guiño un ojo, tengo miedo de decirle que soy casado.cién se me cruzó una rata marrón y kilométrica, que terminó debajo de un kiosco de revistas.
Me cagué en las patas! (creo que antes de esconderse me miró con cara de "que bolas tristes")Recién se me cruzó una rata marrón y kilométrica, que terminó debajo de un kiosco de revistas.
Me cagué en las patas! (creo que antes de esconderse me miró con cara de "que bolas tristes")Recién se me cruzó una rata marrón y kilométrica, que terminó debajo de un kiosco de revistas.
Me cagué en las patas! (creo que antes de esconderse me miró con cara de "que bolas tristes")Recién se me cruzó una rata marrón y kilométrica, que terminó debajo de un kiosco de revistas.
Me cagué en las patas! (creo que antes de esconderse me miró con cara de "que bolas tristes")

jueves, 12 de julio de 2012

El síndrome de Clark Kent


Una persona siente que tiene muchas cosas en su interior, pero no logra expandirse por miedo a que lo descubran y no pueda cumplir con las expectativas. Está en una letanía constante, con todo un peso del cual no puede (no quiere) despegarse o despegar. Sólo en situaciones límites, donde si o si requiere de sus poderes (virtudes), es cuando logra ser quien quiere ser. Después vuelve a alienarse.

Se ve encerrado. Sabe que en el fondo puede zafar, que no tiene por qué ocultarse, tampoco necesidad de protegerse y menos aún censurarse. Pero lo hace igual y eso es lo que más le complica la cabeza.

Su ser quiere desgarrar la camisa, descubrir el símbolo que tiene en el pecho. Mostrarse poderoso, sabio, colaborador y con la fuerza para afrontar lo que se plante enfrente. Aunque, finalmente, el Superman que crece adentro no puede desplazar al Clark Kent de los pensamientos. Las ideas, las formas grises y fantasmales, ganan la batalla en casi todo momento.

El héroe espera agazapado la posibilidad de cortar las telarañas. Cada paso, cada construcción de si mismo, es su boleto de salida.

Tal vez, y sólo tal vez, haya que correr, saltar o volar en sentido contrario. No desesperarse por llegar a donde uno cree, sino buscar lo que uno es.

martes, 10 de julio de 2012

Petit Reportage #3

Mauricio J. Strugo - es el marido - de la hermana - de uno de mis mejores amigos - (lealo despacio para no marearse), así que es casi de la familia. No nos vemos seguido, pero cuando nos encontramos es como juntarse con un pariente. Hablás de los hijos, del trabajo y de las novedades recientes (que pueden ser muchas o pueden ser pocas). Esta vez nos cruzamos en un cumpleaños y, después de preguntarle cómo sobrevive un chaqueño de ley el crudo invierno porteño, le propuse ser el tercer integrante de este Petit Reportage. Aprovechando su formación en psicología Gestalt, decidimos hacer una entrevista "aquí y ahora".

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Tengo 33 años, la edad de Jesús, pero no soy tan famoso ni tampoco me gustaría terminar así, ni ser famoso por eso. Soy oriundo de Resistencia Chaco. Empecé estudiando arquitectura hasta darme cuenta que me gustaban más las personas que los ladrillos así que pase a psicología, me vine a Buenos Aires porque dicen que acá atiende Di-s, todavía lo estoy buscando y me encontré de todo. Soy Psicoterapeuta Gestalt (¿Y eso con qué se come?) y trabajo con adultos, pareja y grupos. Tengo un hijo de 10 meses que me cambió las prioridades y el sentido de la vida. (Podría seguir, a algunos seguro le cuesta presentarse a mí me gusta porque cada vez que lo hago va cambiando)


1- ¿Qué te gustaba hacer de chico/a? ¿Cuáles de esas cosas todavía hacés?

Me gustaba jugar con la imaginación, fantasear que estaba en algún lugar y tenia que pelear contra enemigos o cumplir determinadas misiones. Hoy definitivamente sigo fantaseando, la vida seria muy aburrida sin eso, claro que las fantasías van más hacia el lado de viajes, paisajes o momentos ideales.

2- ¿Cómo son tus peores miedos? (ideas, formas, sensaciones, etc.) 

Mis peores miedos son como fantasmas oscuros, la sensación es de acoso, de no poder dominarlos. Si querés que diga alguno te diría a la muerte como algo incierto, que puede pasar en cualquier momento, por ejemplo.

3- ¿Qué sueño si o si tiene que salir de la cajonera?

Supongo que uno bien universal que es poder estar tranquilo y satisfecho con la vida, poder disfrutar de muchas vivencias con quienes más quiero y poder dedicarme a escribir que junto con mi profesión son de las cosas que más disfruto.




jueves, 5 de julio de 2012

El No Don


END es el final de una encrucijada que me llevó varios años develar. Podría decir que pasaron 35 primaveras antes que me diera cuenta, pero calculo que esta no era una problemática de mis primeros tiempos de vida. Si, por otro lado, puede ser una interrogante que proviene de la adolescencia y llega, a veces corriendo y otras al trote, hasta nuestros días.
Hoy llego el día de decir la verdad: ¡A mí me hubiera gustado tener un don! Más que gustado, me hubiera fascinado. Piensen en todas esas personas que son especiales para algo, que les sale natural hacer X cosa. Gente que asombra a propios y extraños con su capacidad especial, que se siente como pez en el agua, como angelito en el cielo o como lechuza en un bosque tenebroso. Más allá de lo que después hagan con el, tener un don te pone en el podio de los diferentes, de los que saben que nadie puede cuestionarles su genialidad (les guste o no lo que uno hace).
Durante mucho tiempo yo intenté encontrar el mío. Rápidamente descartados los deportes, con la tristeza del que se sabe regular, busqué por el lado de las artes…
Aquí abro un paréntesis para diferenciar entre vocación y don. La vocación la tenemos todos (siempre existe aquello que nos gusta hacer y que nos sentimos bien haciéndolo); en cambio el don es una herramienta que sólo se la entregan a los elegidos. Cierro paréntesis.
Mi carrera (o mi trote) se inicia en una literatura sembrada por el juego. Imitando a mi hermana, quien siempre disfrutó de la lectura y de escribir, empecé mis historias ligadas a personajes de la tele (recuerdo especialmente una de BJ y su mono). Con unos cuentos más, escritos en la revista del colegio, este placer quedó invernando largo tiempo.
Mucho más adelante, el cine plantó bandera en mi planeta. Trabajé en algunas películas, tuve una productora, aprendí a usar la cámara, a editar y a producir. Siendo sincero nunca me la jugué en ninguna de estas áreas, nunca sentí las ganas. Pero después de pasar por cada sector, una puerta se fue abriendo: la de guionista.
Escribí programas de televisión y, como en un decanto natural, esto me llevó a la elite de los multimedios… La publicidad.
Digamos que el don de la simpatía, del tipo canchero, entrador, vendedor y que le cae bien a todo el mundo, me queda tan lejos como Neptuno. Si esto lo traducimos nos da como resultado una experiencia de un par de años y no más. Esa fue mi relación con el mundo de las agencias.
Edité un libro, di talleres para chicos, vendí colecciones y sigo tratando de publicar más. Estudié con una gran maestra y me hice de un gran grupo de amigos escritores. Ahora también intento dibujar, tocar algún instrumento, cantar, bailar y jugar (los últimos tres en la gran propuesta de este año, llamada Clown).
Hice de todo un poco. En todos lados me divertí, padecí y también aprendí. Pero en ninguno logré dominarlo como algo intrínseco, natural.
El No Don (END) lo traduzco en constancia, mi mayor virtud, mi plusvalía.

Nota: hace poco me hice una ergometría. Tenía que correr en una cinta, que iba aumentando la inclinación y la velocidad, hasta no poder más. Bastante antes de terminar la secuencia ya estaba agotado, sin embargo, cada vez que la médica me preguntaba si quería seguir contestaba que si con la cabeza (no podía hablar). Ese soy yo, cabezón y tozudo. Si hay que seguir, no pienso parar…

martes, 3 de julio de 2012

Sinápsis #1

Siempre intenté entender cómo funciona mi cabeza... Fui para un lado, fui para el otro, elaboré grandes hipótesis y pequeñas teorías. Después de tanto trazo en el aire, lo mejor era bajarlo a tierra o en este caso a un papel.
"Sinápsis" una historieta de como funciona mi cerebro, en tres actos!